






Hagamos Un Trato
Cuando sientas tu herida sangrar
Cuando sientas tu voz sollozar
Cuenta conmigo.
Compañera,
Usted sabe
Puede contar
Conmigo
No hasta dos
O hasta diez,
Sino contar
Conmigo.
Si alguna vez
Advierte
Que la miro a los ojos
Y una veta de amor
Reconoce en los míos
No alerte sus fusiles
Ni piense "qué delirio",
A pesar de la veta
O tal vez porque existe
Usted puede contar
Conmigo.
Si otras veces
Me encuentra
Huraño sin motivo
No piense "qué flojera",
Igual puede contar
Conmigo,
Pero hagamos un trato,
Yo quisiera contar
Con usted,
Es tan lindo
Saber que usted existe,
Uno se siente vivo Y cuando digo ésto
Quiero decir contar
Aunque sea hasta dos
Aunque sea hasta cinco,
No ya para que acuda Presurosa en mi auxilio
Sino para saber
A ciencia cierta
Que usted sabe que puede
Contar conmigo.
Mario Benedetti.
Doctor Jeckyll y Mister Hyde (fragmento)"
Aquella noche llegué al fatal cruce de caminos. Si me hubiera enfrentado con mi descubrimiento con un espíritu más noble, si me hubiera arriesgado al experimento impulsado por aspiraciones piadosas o generosas todo habría sido distinto, y de esas agonías de nacimiento y muerte habría surgido un ángel y no un demonio. Aquella poción no tenía poder discriminatorio. No era diabólica ni divina. Sólo abría las puertas de una prisión y, como los cautivos de Philippi, el que estaba encerrado huía al exterior. Bajo su influencia mi virtud se adormecía, mientras que mi perfidia, mantenida alerta por mi ambición, aprovechaba rápidamente la oportunidad y lo que afloraba a la superficie era Edward Hyde, y así, aunque yo ahora tenía dos personalidades con sus respectivas apariencias, una estaba formada integramente por el mal, mientras que la otra continuaba siendo Henry Jekyll, ese compuesto incongruente de cuya reforma y mejora yo desesperaba hacía mucho tiempo. El paso que había dado era, pues, decididamente a favor de lo peor que había en mí. "
La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.
No lo hagas, si no conviene; no lo digas, si no es verdad.
No permitas que tu memoria se enajene de las cosas que tienes, sino de las que te hagan falta.
Ten presente que los hombres, hagan lo que hagan, siempre serán los mismos.
El tiempo es como un río que arrastra rápidamente todo lo que nace.
El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele.
La perfección de las costumbres consiste en vivir cada día como si fuera el último.
Acuérdate en adelante, cada vez que algo te entristezca, de recurrir a esta máxima: que la adversidad no es una desgracia, antes bien, el sufrirla con grandeza de ánimo es una dicha.
El mundo no es más que transformación, y la vida, opinión solamente.
Lo que no beneficia a la colmena, tampoco beneficia a la abeja.
Lo primero, no te alteres. Pues todo es conforme a la naturaleza universal, y dentro de poco tiempo no serás nadie en ninguna parte, como tampoco lo son Adriano ni Augusto. Luego, abriendo bien los ojos al asunto, y teniendo en cuenta que tu deber es ser un hombre bueno y qué es lo que exige la naturaleza humana, cumple con aquél sin dejarte doblegar y como te parezca más justo, únicamente con benevolencia, modestia y sinceridad.
Marco Aurelio.